jueves, 17 de diciembre de 2009

Memoria 11 de diciembre

Durante esta semana seré yo, Carolina González, la encargada de transmitir todo lo referente al trabajo en grupo durante la reunión del día 11 de diciembre de 2009. En primer lugar, cada uno pusimos en común cómo estábamos llevando el trabajo en grupo, para ello me entregaron un breve resumen del trabajo llevado a cabo durante esta semana que, a continuación, expondré. Además hablamos sobre la estructura del trabajo final, que será de la siguiente forma: el trabajo deberá contener un índice con una introducción del tema a tratar, en nuestro caso será sobre la sociedad de los siglos XVI y XVII. En esta introducción explicaremos el motivo de nuestra elección, la opinión previa sobre el tema y los problemas con los que nos hemos encontrado a la hora de afrontarlo. Después cada uno expondrá su tema (en nuestro caso los capítulos serán historiografía, la familia, redes sociales, conflictos sociales y movilidad social) con unas conclusiones finales y bibliografía. Además el trabajo deberá tener una conclusión general del tema con su respectiva bibliografía. Hay que decir que nos pareció muy interesante el incluir un resumen en inglés en la introducción del trabajo.
Trabajo de esta semana:


• Patricia Moreno:

EL COMERCIO EUROPEO EN EL SIGLO XVI

La carencia de infraestructuras comerciales provoca que sea el tráfico marítimo el más dinámico en el siglo XVI. En esta época es más fácil de hacer el comercio internacional marítimo que el terrestre nacional.
El comercio en Europa en el siglo XVI se puede organizar de dos maneras: los monopolios, en los que el Estado tiene un papel importante y el comercio en manos de particulares.
El tráfico con América quedó regulado en España por un sistema de monopolio establecido en Sevilla: en 1503 se crea la Casa de la Contratación, encargada de todos los asuntos relacionados con los intercambios entre la metrópoli y los territorios que van descubriéndose. Así la Corona tenía un exhaustivo control de lo que partía y de lo que llegaba.
También existían otras dos maneras para llevar a cabo el comercio exterior sufragado por la iniciativa privada. Había asociaciones sujetas a unas estrictas reglamentaciones, en las que sus miembros actuaban por su propio riesgo. Son conocidas las inglesas de los Merchant Adventures, o la Eastland Company.
Otra era la iniciativa privada conocida como la sociedad por acciones. Su capital fijo era estable, elevado y esencial. Nacen así las compañías comerciales. Se dividen los costes en participaciones entre varios particulares. Su papel más importante fue en el comercio ultramarino a partir de los primeros años del siglo XVII. Algunas son: English Levant Company (1581), La Compañía Inglesa de las Indias Orientales (1600), la Compañía Holandesa de las Indias Orientales (1602), la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales (1621), etc.

En cuanto a los productos alimenticios ultramarinos, en el siglo XVI tiene especial importancia la pimienta. Se importaba en grandes cantidades y se vendía en pequeñas, y era muy perecedera.
El cobre adquiere gran importancia en el siglo XVI debido a la fundición de cañones, y en el siglo XVII entraría a formar parte de la aleación de monedas de manera desmesurada.
El tráfico de esclavos en el siglo XVI fue muy importante en las relaciones de producción.

LAS RUTAS

Europa Central
Por la existencia de los dos centros más altamente urbanizados de Europa, los Países Bajos y el Norte de Italia, el continente va a estar surcado por una dinámica ruta fluvial.
Por el Rin, y desde el sur van a dirigirse las riquezas provenientes del Oriente que tienen en Venecia su primer varadero. Es un comercio sur-norte de especias, suntuario y de artículos ligados a la expansión económica.
También son importantes los intercambios norte-sur: por un lado, en Alemania están las sedes de los banqueros imperiales; y por otro lado, en el corazón de esta vía están las minas de metales preciosos y de cobre que tanta importancia tuvieron en el siglo XV para la reactivación de la economía europea.
El esplendor de esta ruta se sitúa desde el renacimiento económico del siglo XVI hasta los años 70-80 del siglo XVI. Los efectos de la Guerra de los Treinta Años fueron calamitosos. Conforme los holandeses e ingleses conquistando el Mediterráneo, Italia iba perdiendo importancia. También Amberes perderá su tradicional papel de almacén y lo irá legando poco a poco a Amsterdam.
El Báltico
Al norte de Europa tenemos un nuevo Mediterráneo, y con un papel similar al del sur: distribución de granos. El sentido de su circulación es este-oeste en productos alimenticios, y oeste-este en los productos industriales y del sector servicios.
En el siglo XVI cambian los transportistas: la Hansa (comodín a lo largo de la segunda mitad del siglo XVI y primera del XVII de España como mercaderes de lo que se les prohíbe a holandeses o ingleses) va dejando el relevo a los holandeses
Rutas Atlánticas
Atlántico septentrional
Vital para la supervivencia de Castilla, pues da salida a sus productos hacia Flandes, Inglaterra y Francia, y da entrada a lo que viene de allí, sobre todo manufacturas, más los productos del Báltico.
En la costa cantábrica, el puerto más importante es el de Bilbao, por el que salían lanas y hierro, y entraban textiles.
Del norte peninsular a Francia partían lanas y hierro y volvían lienzos y papel. A Flandes, también materias primas, productos alimenticios y en su caso dinero. Volvían manufacturas textiles, trigo y maderas del Báltico, pertrechos militares, objetos de uso doméstico y artículos hogareños de decoración. El comercio con Inglaterra era muy similar al flamenco, y también se vio muy afectado por los acontecimientos políticos.
El Mediterráneo
Hay tres tipos de rutas marítimas:
– Transversales: rutas marítimas que se continúan en tierra. Son las rutas de la seda y de las especias
– Rutas de cabotaje: es la forma predominante de navegar, debido a la seguridad náutica y personal y a las necesidades de la abundante y dispersa población costera. Suple las deficiencias de transportes terrestres.
– Rutas de travesía: menos usuales, pero empleadas aprovechando vientos y corrientes marítimas

Por el Mediterráneo circulan alimentos nacidos en su cuenca y materias primas o manufacturadas tanto próximas como lejanas.
El pequeño comercio, a lo que se podría llamar comercio interior, es importantísimo en el Mediterráneo. Se basa en que son muchos los pueblos costeros existentes y que carecen de lo imprescindible, o que les sobra una parte de lo que tienen.
Dos naciones extranjeras dominan el comercio exterior mediterráneo: franceses e italiano (venecianos y genoveses).
Los venecianos son los amos y señores de las importaciones de las especias hasta que los holandeses entren en el Mediterráneo.
Los genoveses, al estar introducidos en la Monarquía Hispánica como grandes prestamistas de la Corona, conocen sus mecanismos, y por ello no es de extrañar que dominen algunos sectores de la actividad económica comercial.
Génova es una república orientada hacia el oeste, mientras que Venecia lo es hacia el este.


• Diego Rincón:

EL DEBATE SOBRE EL DIVORCIO

La cuestión del divorcio produjo un gran debate en la Asamblea, la prensa y la opinión pública francesa. Los partidarios de un divorcio amplio que contemplara las menores restricciones posibles lo habían planteado en nombre de la libertad y la felicidad de los individuos. Es sus argumentos manejaron profusamente las ideas ilustradas de libertad y felicidad individual como valores a proteger contra cualquier tiranía del Estado o la religión. Se debían respetar los deseos de particulares, la libertad que perseguían los individuos, como salvaguarda de la felicidad de las parejas. Por ello, el primer requisito del matrimonio era que correspondiese al gusto y voluntad de los contrayentes, lo cual implicaba la libre disposición de las parejas para romper un matrimonio indeseado sin tener que justificar otras causas que los cambios experimentados en sus relaciones y sentimientos hacia el cónyuge.
Los detractores del divorcio defendían de manera la institución matrimonial y su permanencia. Pero no lo hacían contra ninguna voluntad individual. Al contrario, defendían el matrimonio indisoluble precisamente en nombre de la libertad y la felicidad de los individuos, aunque desde un concepto de “libertad” distinto al que utilizaban los defensores del divorcio. Entendían que las familias debían autorregularse y se oponían al divorcio, como se oponían a cualquier intervención exterior sobre el orden “natural” de las familias. La familia era para ellos el destino deseado por los individuos morales y el lugar en que se constituía mejor la felicidad de los humanos.



• Andrés F. Cortés:

REBELIÓN Y REVOLUCIÓN

Las décadas de 1640 y 1650 fueron una época de rebeliones. Los hombres así dijeron entonces, y trataron de interpretar las advertencias de los cometas, explicar las profecías del milenio y calcular el promedio de vida de los imperios.
Las rebeliones surgieron, por lo general, en los niveles más altos o en los más bajos de la sociedad. La religión era, naturalmente, uno de los estimulantes más eficaces para la revuelta, y a su alrededor podía unirse todo el mundo, desde el duque hasta el mendigo.
Las lealtades regionales podían ser tan profundamente sentidas como las religiosas. Y no eran solamente los lugares bajo dominación extranjera los que podían alzarse en reivindicación de privilegios locales o con fines separatistas. Casi todas las ciudades conservan recuerdos de sus luchas por la independencia del comercio. Pero, sobre todo, fueron las cargas económicas las que gradualmente llevaron a súbditos normalmente pacíficos al lado de los abogados de la resistencia violenta. Hay un sencillo hecho respecto a los movimientos revolucionarios más importantes que está fuera de toda duda: el motivo de queja más común era el de los impuestos. Las exacciones “ilegales” de Carlos I, los sistemas fiscales de Mazarino, el impuesto sobre la fruta napolitano, todo ello era tan amargamente detestado como lo fueran las cargas que los españoles impusieron a los neerlandeses en el siglo XVI. El impuesto no distinguía necesariamente al rico del pobre.



• Marta Fúster:

MOVILIDAD SOCIAL

El problema de comparar la movilidad en diferentes clases, países y periodos, ha originado en recientes décadas confusión y controversia en abundancia. Implica ello tanto el movimiento de individuos y familias de un grupo a otro como el cambio de carácter de los grupos mismos. Los viejos estereotipos respecto a una “clase media ascendente” han carecido a veces de sentido por falta de definición y porque confundían el enriquecimiento de la “clase media” como un todo con el movimiento ascensorial de las familias dentro y fuera de la misma.
Los miembros de cualquier grupo situado sobre el nivel de la masa, tienen interés en ocultar la existencia de la movilidad; el recién llegado adopta apariencias de antigüedad y el viejo aristócrata insiste en que el nuevo detentor de riqueza y títulos recién adquiridos debe seguir siendo inferior.
La movilidad no era simplemente una cuestión de subir o bajar dentro de la sociedad hacendada. Ninguna fuente de prestigio podían compararse con la posesión de la tierra, hasta los poderosos ciudadanos holandeses tendían cada vez más a adquirir tierras cuando llegaban a la cima del éxito.
La Iglesia, al menos en los países católicos y ortodoxos, ofrecía incluso a los mas pobres la oportunidad de recibir una educación y de ser admitidos en sus filas. Los puestos más elevados estaban, como no, reservados para aquellos cuya cuna demostraba sus méritos.



• Carolina González:

HISTORIA SOCIAL

En el pasado, el concepto de historia social ha adquirido diversos significados. El primero se refería a la historia de los pobres o de las clases bajas, y más específicamente a la historia de los movimientos de los pobres (“movimientos sociales”). El término podía incluso limitarse a la historia de las clase obrera, de las ideas socialistas y de sus organizaciones. Esa conexión entre historia social e historia de la protesta social o de los movimientos socialistas ha sido intenta y duradera. Aunque la historia militante está hoy sometida a revisión, parece claro que un buen número de historiadores sociales prestaron atención en el pasado a ese tipo de historia porque eran radicales o socialistas y, por lo tanto, interesados en temas de gran relevancia sentimental para ellos.
En segundo lugar, el término fue utilizado para designar trabajos sobre un conjunto de actividades sociales que en la concepción tradicional de la historia quedaban fuera del núcleo central de la explicación, el político-diplomático-militar. Esta forma de hacer historia no estaba particularmente orientada hacia las clases bajas, más bien lo contrario, y derivó con el tiempo en una visión residual de historia social cuyo mayor peligro ha resultado ser la exclusión de la política, de la economía o de las ideas.
Sobre el tercer significado del término, el más común y el más relevante, la historia de lo social se fundió con la historia de lo económico para formar un campo especializado y marginado por historia general.
Hasta después de 1945 ninguna de estas tres versiones de historia social produjo un campo de especialización académica.

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